Os traigo este interesante artículo publicado el 26/11/2011 en Babelia, suplemento cultural de El País y firmado por Carmen Mañana, sobre Jane Austen.
Sentido y sensibilidad, que cumple 200 años sin perder el favor de crítica y público, ejemplifica el fenómeno de la autora
Lanzarse al amor sin miedo al cataclismo o hacer el esfuerzo protector de contenerse. Hace 200 años, JaneAusten (Steventon, 1775-Winchester, Inglaterra, 1817)planteaba esta cuestión en Sentido y sensibilidad. Una duda que aún continúa vigente a juzgar por el éxito de ventas, crítica y público con el que la novela llega a su segundo centenario. Esta primera publicación de la autora constituye el ejemplo perfecto de obra que trasciende la etiqueta de clásico para encuadrarse en la de fenómeno editorial y cultural. "El secreto de su popularidad constante a lo largo de dos siglos reside simplemente en su gran calidad. Jane Austen es la única escritora en inglés que no ha perdido el favor de la crítica nunca", afirma vía e-mail David Shapard, autor de The Annotated Pride and Prejudice y uno de los mayores expertos mundiales en la obra de la escritora.
Los libros de Austen no han dejado nunca de reeditarse ni de atrapar al gran público. Los cambios sufridos por la sociedad y, supuestamente, dentro de las relaciones sentimentales desde 1811 no hacen mella en sus páginas ¿Las claves? Para empezar, "cada argumento está sólidamente construido: encaja con los demás armoniosamente", defiende Shapard.
La autora entrelaza historias de las que siempre se desprende una lección vital. Nada en ella resulta accesorio. "En sus libros siempre prevalece la justicia, la virtud frente al vicio. Austen busca demostrar que aquellos que se comportan honestamente y son fieles a sí mismos terminan siendo recompensados por la vida", apunta Shapard. A través de sus antagónicas heroínas, Sentido y sensibilidad ejemplifica, quizá mejor que ninguna de sus otras novelas, esa intención moralizante. Elinor Dashwood, que obra con contención, racionalidad y decoro, resulta premiada -tras mucho sufrimiento- con un destino perfecto. Mientras que Marianne, irreflexiva y pasional, es castigada con la vergüenza, el abandono de su amado y casi la muerte. Solo cuando se arrepiente y endereza, la autora decide rescatarla del erial emocional y darle un final de cuento de hadas. Un cierre que siempre tiene lugar en un mismo escenario: el altar.
Quizá por ello, aún hoy, muchos enmarcan su producción dentro del género romántico. "Esa imagen de novela para señoritas, que indigna a autores como Mark Twain, surgió en la época victoriana", apunta el responsable de Alba Luis Magrinyà, que, para celebrar el bicentenario de la obra, reedita Juicio y sentimiento -así es como tradujo en 1993 Sense and sensibility- además de Mansfield Park, la novela con la inauguraron la colección Alba Clásica en 1995.
La interpretación rosácea de las novelas de Austen quedó rebatida en los años cuarenta, cuando el profesor de literatura inglesa D. W. Harding publicó el ensayo Scrutiny y devolvió a la autora la categoría de gran observadora social que hoy reconoce la crítica y que muchos escritores clave del siglo XX como Vladímir Nabokov, Carmen Martín Gaite, David Lodge o William Somerset Maugham toman como referencia.
Cierto que en sus novelas hay grandes historias de amor, pero, según Magrinyà, la británica era una antirromántica total: "Hace sátira de todos los vicios domésticos, incluidas las conductas pasionales no moderadas por la razón". Austen predica que el amor y el cariño son necesarios dentro del matrimonio y se opone a las uniones forzadas, pero también defiende que estas deben ser prácticas y, en palabras de Shapard, "nunca insinúa que el dinero no importa, sino todo lo contrario". El "contigo pan y cebolla" no era para Austen. De hecho, las hermanas Dashwood comen perdices junto a hombres que están muy por encima de su posición social y financiera.
Los problemas y desigualdades económicos no son meras pinceladas costumbristas dentro de la obra de Austen. La escritora critica repetidas veces el sistema hereditario patriarcal que imperaba en Reino Unido y que dejaba a las mujeres a merced de la generosidad de sus hermanos o de un buen casamiento. Es precisamente en Sentido y sensibilidad donde más dura e hilarantemente resulta esta denuncia. En concreto en su segundo capítulo, uno de los más alabados y estudiados por la crítica. La pieza arranca con el hermanastro de las Dashwood concediéndoles una renta generosa tras la muerte de su padre y termina dejándolas casi en la indigencia.
Pasajes de este tipo hicieron que ya en el siglo XIX estudiosos como Margaret Oliphant empezasen a hablar de su "cinismo femenino" y, más tarde, de su supuesto feminismo. Un tema que hoy dispara los debates más encendidos entre expertos. Magrinyà concede que existe una clara lectura feminista de sus novelas, mientras Shapard señala que este movimiento era aún incipiente cuando Austen escribía: "En Sentido y sensibilidad se queja de que los hombres son menos castigados que las mujeres por sus comportamientos sexuales inapropiados, y expresa su deseo de que la condena social sea más parecida, aunque nunca dice que deba ser igual", plantea.
Una tibieza quizá hoy en día. Pero pese a todo lo que han cambiado las reivindicaciones sociales y sentimentales a lo largo de 200 años, la novela no ha quedado obsoleta. La capacidad de la británica para reflejar la naturaleza humana sigue enganchando al público del siglo XXI como lo hiciera en el XIX. "Austen actúa como una narradora casi invisible que, a través de su magnífico sentido del humor y de unos increíbles diálogos, permite que veamos cómo los protagonistas crecen, que seamos testigos de sus errores y aprendamos de las lecciones morales que devienen con naturalidad de sus actos", argumenta la expresidenta de la Jane Austen Society of North America Joan Klingel Ray. Una de las coetáneas de Austen más célebres, la princesa Carolina de Gales (1796-1817), hija del rey Jorge IV, decía que veía en Marianne Dashwood -la hermana alocada de la novela- "la misma imprudencia" que en sí misma.
Como la aristócrata, muchos lectores actuales siguen identificándose con sus personajes. La razón está clara para Klingel: "Los protagonistas deben tomar las mismas decisiones vitales que una persona real. Además, todavía resulta fácil encontrar a hombres débiles como Edward Ferrars, que no se atreve a confesarle a Elinor Dashwood que está comprometido, o mujeres que siguen buscando a su señor Darcy [el protagonista de Orgullo y prejuicio]". Es decir, ese amor perfecto (y económicamente conveniente) que, tras algunos obstáculos, tenga el mismo final que las novelas de Austen. Un "felices para siempre" muy ventajoso desde un punto de vista comercial, según el editor de DeBolsillo Jaume Bonfill.
Su sello ha lanzado 14 ediciones de Sentido y sensibilidad en la última década. "Es el título de Austen que más vendemos -unos 10.000 ejemplares al año- y el que tira del resto de sus obras, de las que se han despachado 600.000 unidades desde 1996. Algo espectacular", asegura. Se acaba de publicar una edición en tapa dura de la novela con motivo de su bicentenario: "Solemos hacerlo para promocionar a los escritores, pero Jane Austen no lo necesita".
No son los únicos. Este año es testigo de una cascada de revisiones: desde la ilustrada para formato electrónico que propone el portal Amazon hasta los 500 exquisitos facsímiles que publicó este verano la Casa Museo de Jean Austen. Además de iniciativas amateurs como la página de la red social Flickr, en la que fans hispanohablantes de todo el mundo cuelgan imágenes suyas leyendo el libro.
Las múltiples películas y series basadas en las novelas de Austen también han ayudado a consolidar el fenómeno, tal y como reconoce Bonfill. En DeBolsillo notaron el primer repunte en las ventas tras el estreno de la película de Ang Lee Sentido y sensibilidad (1995). La cinta obtuvo un Oscar al mejor guión adaptado y dio a conocer la historia de las hermanas Dashwood a un público global. En un intento por repetir los buenos resultados de crítica y taquilla, Hollywood potenció la divulgación de la obra de Austen al adaptar también Emma (1996), Orgullo y prejuicio (2005) e incluso la seudobiografía La joven Jane Austen (2007), basada en la obra Becoming Jane Austen, de Jon Spence. Eso sin contar las maravillosas aunque menos conocidas series de la BBC.
Feminista o no, romántica o cínica, todos coinciden en que Austen fue una incisiva observadora social, cuyos personajes, creados con pluma y tinta hace 200 años, siguen triunfando hoy en papel, pantalla grande y pequeña, formato digital y hasta en las redes sociales.
God save Jane Austen!!
ResponderEliminarQué gusto leer algo inteligente sobre nuestra querida Jane y no los típicos textos florecillas y "pink" por todas partes...
Besines,
...interesante documento...
ResponderEliminar..."audaz espera del tranvia "en tu
otro blog ,ANTONIA , haa sido un placer leerte...
...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA ,STAR WARS,
José
Ramón...
God save!
ResponderEliminarCarmen, sabía que te gustaría.
Besines
José Ramón, encantada con tu visita.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Antonia, muy interesante el artículo sobre Austen y muy cierto, el único lugar donde pude encontrar fans de ella fue en internet, en las redes. Y también es cierto que las miniseries y las películas han ayudado a que mucha gente la conozca.
ResponderEliminarMuchos saludos y yo tb te sigo :D
Soy una fan absoluta de Jane Austen, dosifico sus libros, porque temo el día que se me acaben y no tenga más Austen que leer.
ResponderEliminarMuy interesante el articulo. Me ha llamado la atención que Sentido y sensibilidad sea el título más vendido de ella, según DeBolsillo, siempre pensé que sería Orgullo y prejuicio.
Saludos!!
Pilar, me alegra ver que eres de las mías. Yo también pienso que las miniseries ayudana todos los clásicos, porque ahora mismo los jóvenes son más reacios a ponerse frente a un libro que frente a una serie, la verdad.
ResponderEliminarUn saludo y gracias.
Hola Carla, así que otra fan. Entiendo que dosifiques sus libros porque por desgracia ya no habrá nada nuevo en el universo Austen. Yo los he leído y releído y siempre descubro algo nuevo.
ResponderEliminarTe diré que yo pensé lo mismo que tú, que Orgullo y prejuicio era el más vendido, supongo que el hecho de que sea mi favorito tiene algo que ver.
Saludos
justo ayer me tropecé con el artículo y me salió una maliciosa sonrisa, puesto que era el aniversario de Mark Twain quien afirmó que cualquier biblioteca que no tuviera un libro de Jane Austen era una buena biblioteca, incluso si no había ningún libro más. Me pareció un acto de... justicia poética.
ResponderEliminarUn beso
mientrasleo, estoy contigo, a Twain se le atragantó Jane Austen, no entiendo por qué. El tema daría para un ensayo completo en el que, tras analizar la obra de ambos, estoy segura de que encontraríamos más de un punto en común.
ResponderEliminarJusticia poética...mmmm ¡me gusta!
Un beso
Hola guapa, gracias por compartir el interesante post, tienes un precioso espacio.
ResponderEliminarun placer.
que tengas un bonito fin de semana.
un abrazo.
Ricardo, sé bienvenido a ésta tu casa (je, je). Me alegro mucho de que te guste. Fin de semana laaargo! Te deseo lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo