domingo, 27 de mayo de 2007

Querida Jane

Jane Austen nació el 16 de diciembre de 1775, fue la séptima hija del Reverendo George Austen y de su esposa Cassandra. Su padre fue quien trasmitió a la escritora el amor hacia la literatura y el que la animó a seguir escribiendo a pesar de las dificultades que ello entrañaba para una mujer de su época.

No puede saberse a ciencia cierta el momento exacto en que una escritora comienza a escribir, podemos saber que en el caso de Jane fue a muy temprana edad, por la cantidad de cuadernos de notas que ya poseía a los 16 años.

Si tuviera que decir por qué Jane Austen es una de mis escritoras favoritas tendría que empezar diciendo que habla un idioma que comprendo bien: la ironía. Mi debilidad. Me cautiva la gente capaz de decir algo sin decirlo, o diciendo lo contrario. Jane es una maestra en ese lenguaje. Además retrata su época con una sensibilidad y una certeza que hace que mientras lees la curiosa historia de Anne y sus hermanas, en Persuasión, tengas la impresión de haber conocido a esos personajes en otra vida. Y no hablemos de la señorita Elizabeth Benett (sin duda mi personaje fetiche) a la que cogería del brazo y llevaría a pasear por la campiña, esperando que me hablase del señor Darcy con la espontaneidad característica de alguien salido de la pluma de la Austen.

Jane es ingeniosa en sus planteamientos y crea personajes femeninos de apariencia débil y fuerte personalidad que aprenden de los errores, adquiriendo la madurez que da la experiencia. Sus mujeres son descritas con tal minuciosidad que las convierte en el dibujo de su época. Nos muestra la vida cotidiana en las zonas rurales, cómo se desarrollaba un día cualquiera de una familia de clase media. Profundiza sobre la única meta que figuraba en el camino que debía recorrer una mujer: el matrimonio, utilizando para ello el lenguaje satírico. Un lenguaje que resulta a veces chocante ya que destila una ironía difícil de aceptar en una mujer de su época. Es una antirromántica empedernida, las relaciones basadas únicamente en el amor siempre son motivo de fracaso. Narra situaciones de pareja basadas en la inteligencia de sus personajes, en el aprendizaje del otro, además de en el afecto mutuo. Hace hincapié en los valores de la familia, muy importantes para ella, pero rompiendo las barreras sociales que generaba la inmovilidad de la época. Los enredos de sus historias concluyen con el matrimonio de los protagonistas, separados en origen por su escalafón social, consiguiendo con ello la fusión de clases. Tampoco duda en hacernos partícipes de la opinión que le merece la idea que consideraba a la mujer poco menos que un ser llamado a la perfección absoluta. En Orgullo y Prejuicio asistimos a una conversación entre Elizabeth, Mr. Bingley y Mr. Darcy en la que este último enumera las condiciones que debe tener la mujer ideal: Una mujer debe tener un amplio conocimiento de música, canto, dibujo, danza, y lenguas modernas para merecerse esa palabra (talentosa); y, aparte de todo esto, debe haber algo en su aire y en su manera de andar, en el tono de su voz, en su forma de relacionarse con la gente y en su expresión, de no ser así, no merecerá completamente la palabra. A lo que Elizabeth Bennet contesta "No dudo que conozca sólo a una docena, dudo que conozca a alguna".
Curiosamente, es casi imposible para el lector averiguar el final de la historia que nos cuenta y una y otra vez nos hace dudar de cual será el camino que tomará la protagonista.

Jane Austen no fue tenida en cuenta, dentro de la literatura seria, hasta que recibió un empujoncito de la pluma de Sir Walter Scott, que escribió una reseña sobre su novela Emma: "Esa joven dama tiene un talento para describir las relaciones de sentimientos y personajes de la vida ordinaria, lo cual es para mí lo más maravilloso con lo que alguna vez me haya encontrado".

En 1817 escribía Sandition cuando empezó a encontrarse mal. Murió el 18 de julio de 1817, a los 41 años, sin conocer la causa. En la actualidad se cree que sufrió la enfermedad de Addison que cursa con unos síntomas sospechosamente románticos: pérdida de apetito, debilidad, rostro apagado, pérdida de peso. Eso ha hecho divagar a algunos biógrafos sobre los motivos que la llevaron a enfermar.

Antes de morir confesó que hubiera deseado leer más y escribir menos.
Sus últimas palabras, según su hermano Henry:

"No quiero nada más que la muerte".


martes, 15 de mayo de 2007

...


El polen agotando como una carrera de fondo (y que me perdone Maritornes por los gerundios).

Chavales en los pasillos, preguntando, armando jaleo...

El libro sobre la mesilla reclamando atención, recuerda el capítulo diario del compromiso.

Sólo un café con leche por la mañana, ni bocata ni pastas que viene el verano.

Que le ayude con el examen, dice el grande.

Que quiere enseñarme el baile, la pequeña.

Necesito más café.

¿Escribir? ¡Pobre abate! Espera en el scriptorium para seguir contando su historia.

He vuelto al trabajo. Al otro trabajo.

viernes, 4 de mayo de 2007

To kill a mockingbird o Matar a un ruiseñor


"Maycomb era todavía una vieja y aburrida población en 1932 cuando yo la conocí..."



Me gustan las películas de argumento sencillo, de contenido profundo, que hablen de personas más que de personajes. Por eso he escogido este título.

La historia que nos narra la voz en off de una mujer adulta, es la historia de su padre, Atticus Finch...

"Atticus Finch no hacía nada que pudiera despertar la admiración de nadie: no cazaba, no jugaba al póker, no pescaba, no bebía, no fumaba... Se sentaba y leía.

...y el recuerdo de su propia infancia junto a la de su hermano Jem.

Cuando aparecen los créditos ya eres consciente de que estás ante una manera diferente de contar. Robert Mulligan, sabe comunicarse con el espectador desde el primer instante en que aparece la caja de tesoros de los hermanos Finch y se escucha la música de Elmer Bernstein. Es una película lenta porque, aunque lo que explica es fácil de entender, el mensaje que pretende dejar en nosotros ha de entrar lentamente, pues viene a quedarse.

La pequeña Scout (Mary Badham) nos muestra un verano de su vida en el pequeño pueblo de Maycomb, Alabama. Vestida como un chico y con la complicidad de su hermano Jem (Phillip Alford), soporta el calor del verano aderezándolo con travesuras y misterio.

Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado viudo cuya principal ocupación son sus dos hijos, a los que sirve de padre y madre, convirtiendo la enseñanza y el cariño en una amalgama imposible de separar.

“Hay un montón de cosas desagradables en este mundo, hijo. Desearía mantenerte alejado de ellas. Pero no siempre es posible.”

Jem se prepara para recibir una lección sobre la crueldad humana y su padre sabe que no puede evitarle esa enseñanza. Tanto Scout como Jem descubrirán que se necesita mucho valor para mantenerse sereno mientras te escupen en la cara. Y que para todo lo que sucede hay una única teoría:

"...nunca entenderás a una persona hasta que veas las cosas desde su punto de vista, hasta que estés en su piel."


No os contaré el argumento, sólo sus bases. En un pueblo sureño un joven negro es acusado de violar a una mujer blanca. Atticus será el encargado de defenderle. En la casa de al lado vive un retrasado mental al que su padre tiene atado a una cama como si de un loco peligroso se tratase. Los dos hermanos y su pequeño amigo, venido de la ciudad a pasar las vacaciones, se acercan de noche a la aterradora casa y viven una aventura que creen cargada de riesgos. Cuántas veces nos protegemos equivocadamente...

Mi escena favorita es cuando Atticus, coge una lámpara de pie de su casa y con un libro sobre las piernas, se sienta delante de la puerta de la cárcel. Trata de disuadir a algunos "ojoporojo" con su presencia, pero será su hija Scout con su inocencia infantil la que realmente esgrima sin darse cuenta un arma aterradora: la conciencia.

Decir que Gregory Peck está espléndido en este papel no le hace justicia. En su piel, Atticus, se convierte en un hombre firme y sensible, un hombre justo y sin prejuicios que nos muestra lo sencillo que es ser fiel a uno mismo.

Esta hermosa historia salió de la pluma de Nelle Harper Lee. Hija de un abogado, vivió en Monroeville, un pequeño pueblo de Alabama. Escribió una única obra, "To kill a mockingbird" (1960), por la que consiguió el premio Pulitzer de novela en 1961. Aunque su autora no lo reconoció nunca, parece evidente que se trata de una obra autobiográfica en la que Nelle sería Scout, la narradora de la historia. También se dice que el niño que pasa las vacaciones en su pueblo, compañero de juegos de Jem y Scout no es otro que Truman Capote.

"Atticus le dijo a Jem un día
-Prefiero que disparéis a las latas vacías en el patio trasero, aunque sé que iréis tras los pájaros. Dispara a todos los pájaros azules que quieras, suponiendo que puedas acertarles, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor-.
Ese fue el único momento que escuché a Atticus decir que era un pecado hacer algo, y le pregunté a la señorita Maudie al respecto
-Tu padre tiene razón -me dijo ella-. Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que cantar su corazón para nosotros. Es por eso que es un pecado matar a un ruiseñor."