sábado, 29 de agosto de 2009

... el psicólogo

-Buenos días.
-Buenos días. ¿Qué tal tus vacaciones?
-Bien.
-¿Te han servido para desconectar?
-¿Desconectar de qué?
-Del trabajo.
-Ya me fui desconectada de casa.
-Bueno, pues para desconectar de la rutina.
-Para eso sí.
-¿Te ha gustado?
-Psse.

Silencio

-¿Y cómo vas de lo tuyo?
-¿A que te refieres?
-A tu obsesión por el tiempo.
-Bien, se cría sana y fuerte. La obsesión, digo.
-¿Has escrito algo estas vacaciones?
-Más bien me he dedicado a desescribir.
-Explícame eso.
-Llevo un par de años con una novela, ya lo sabes. Tengo clara la historia, dibujados los personajes, desarrollada la trama, pensado el final, decidido el principio…
-¿Y entonces?
-Me falta la novela.
-No te entiendo.
-¿Sabes lo de Pandora?

Fruncido de ceño

-Sí, hombre, que se pasaba el día tejiendo y la noche deshaciendo
-Esa era Penélope.
-¿La del bolso de piel marrón, zapatitos de tacón y vestido de domingo?
-Esa es de Serrat.
-Me gusta mucho Serrat. Bueno me gustaba más antes, cuando cantaba a su pueblo blanco y al Mediterráneo.
-Centrémonos.
-Lo que quería decir es que soy incapaz de hilvanar todo lo que tengo escrito y no hago más que cambiarlo. Verás, es una historia que se desarrolla en la actualidad, pero está relacionada con otra que ocurrió hace mil años.

Asiente como si comprendiera

-Los personajes del pasado no se conforman con aparecer en la sombra y me exigen más protagonismo, así que decidí darles capítulos alternos: pasado, presente, ya me entiendes.
-Sí, sí, claro.

Demasiada vehemencia

-¿Ves?
-¿Qué?
-Que eso va a ser un lío. Así que he decidido hacerlo de otro modo y dejar que el presente adquiera todo el protagonismo y que el pasado se descubra gracias a la trama.
-Muy bien.
-Pues no, porque a mis personajes medievales no les gusta la idea y no me dejan continuar.
-Cuando dices que no te dejan continuar hablas metafóricamente ¿no?
-No oigo voces si es lo que te preocupa.
-Supongo que esto es lo que les pasa a los escritores.
-¿Y por qué lo supones?
-Las suposiciones suelen basarse en conocimientos previos.
-¿Tú siempre hablas así?
-¿A qué te refieres?
-Déjalo.
-Quizá en tu comportamiento con esta novela se esconde el deseo oculto de dejar de escribir. Quizá no quieres acabarla para no tener que empezar otra. Quizá tu subconsciente te esté diciendo algo…
-Mi subconsciente tiene línea directa con mi conciencia.
-Eso no es posible.
-Mira ahora mismo se está comunicando conmigo.
-¿Ah, sí? ¿Y qué dice?
-Que vaya sacando el monedero porque está a punto de acabarse la hora de visita.

6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  2. Me sumo a Ruth...
    hace siglos que tengo mi segunda novela en ese trance...
    menos mal que mi psicólogo es de la seguridad social.

    saludos

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  3. Sisebuta9:38 p. m.

    jajajajja

    mi psicólogo también ¡así es!

    Bueno, acabo de aterrizar por aquí y no puedo dejar pasar la oportunidad de invitaros a nuestro blog de relatos:

    http://relatosdelandurrial.blogspot.com/

    Un saludo a todos

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  4. Yo por eso me especializo (toma inmodestia) en relatos cortos, así me evito (un poco) que se me revolucionen los personajes.

    (¡Mentira! El tipo éste no sabe de lo que habla, corto o no corto somos nosotros los que le dictamos la historia.)

    Bueno, ¿por donde iba? ¡Ah!, ¡Sí! Que mis personajes hacen y dicen lo que yo quiero porque no tienen tiempo de ponerse tontos.

    (...pobre infeliz...)

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  5. Será que cada vez somos más exigentes con nosotros mismos. Ya no nos conformamos en explicar buenas historias, queremos hacerlo cada vez mejor. Así que escribimos, borramos, volvemos a escribir, creemos no estar inspirados, nos ponemos nerviosos, nos surgen las dudas y...
    Y entonces pasan los días y la novela parece no acabar nunca.
    Un abrazo.
    P.D. No me gusta el comentario que te dejo, pero ya lo he borrado tres veces y paso de volver a escribir algo.

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