jueves, 25 de octubre de 2007

Los sueños incompletos


La vejez no está de moda, para qué nos vamos a engañar. 4600 años, son muchos años y algunos creerán que ya ha vivido bastante entre nosotros.

Hace mucho, mucho tiempo (bueno, no tanto) tuve la oportunidad de realizar el viaje que tanto había soñado. Era una de esas promesas que uno se hace a sí mismo y que algunas veces se llegan a realizar. Me empapé de cultura e historia egipcia, leí y leí sin descanso, grabé en mi cerebro cada piedra que quería visitar, cada paso que quería dar. Sobre todo, me interesaba el Valle de los Reyes y el de las Reinas; me vi a mi misma caminado por la rampa del Templo de Hatsepsut tantas veces que era como si pensase en un regreso.

Cuando pisé el suelo de El Cairo tuve la sensación de que incluso mi corazón latía más despacio, era como si hubiese retrocedido en el tiempo. La ciudad moderna es un desastre, es cierto, pero se le perdona porque conserva en sus entrañas la historia de miles de años arrastrada por ruedas de carro.

Desde el segundo día, uno tras otro, todos mis compañeros de viaje iban cayendo en un perfecto "efecto dominó" producido por el temido "cólico" del que tanto nos habían avisado. No bebáis agua, no comáis fruta, no os expongáis al sol.
La primera noche en El Cairo, M.A. y yo nos fuimos con el guía a recorrer la ciudad y entramos en un bar donde nos bebimos un zumo de fresa delicioso. ¿Alguien no sabe que el zumo lleva agua?

Después vino el crucero por el Nilo. Agua, no bebimos más que embotellada, pero la sopa... ¿Y las naranjas? ¿Cómo resistirse a aquellas naranjas? Las más dulces que he comido jamás.

Me pasé todo el crucero hablando a todo aquél que me quisiera escuchar sobre las maravillas del Valle de los Reyes -si Modesto cayera en este blog seguro que me recordaría-.

El viaje estaba llegando a su fin, quedaban un par de días para regresar a la realidad.

Aquella noche, él empezó a encontrarse mal. No cenó. Se retorcía con unos dolores terribles, los vómitos y la diarrea lo dejaron postrado en la cama. Sé exactamente cómo se sentía porque igual me sentí yo, seis horas después.

Apenas oí el barullo de los que salían de excursión hacia El Valle, me encontraba en una semi inconsciencia absurda y desesperante.

Cuando me recuperé y pude salir del camarote ya habían regresado. Modesto vino a recibirme: "No sé si decírtelo. Tenías toda la razón, ha sido lo mejor del viaje..."

Me puse a llorar de rabia, y he de reconocer que la visita a la pirámide escalonada ya no fue lo mismo. Él me consolaba diciendo que eso había ocurrido para que volviese. Sí, cómo Pompeya cuando fui a Italia.

Hay algo en mis viajes que parece ser obra de una mano tenebrosa. Si yo fuese el personaje de una de mis novelas sería más benevolente... o no.

En fin, todo esto viene a que he leído en "La Vanguardia" que la Esfinge se hunde:

Las aguas subterráneas están emergiendo formando amenazantes charcos alrededor del monumento"

A ella sí la vi. La recuerdo bien, erguida e indiferente ante tanto curioso.
Y he tenido la sensación de que "alguien" me recordaba una cita pendiente.



9 comentarios:

  1. Hola: la forma en que contás tu viaje me hace ilusionar aún más, con hacer ese recorrido. Hasta ahora conozco a través de videos, pero está en mis planes viajar a esos lugares mágicos. Saludos

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  2. Pues yo creo que sí, que tienes que volver!
    :)
    También leí esta mañana esa noticia.
    Me impresionó...

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  3. Aunque Egipto me atrae, no sé por qué prefiero patearme Europa primero (también mi aracnofobia hace que me lo plantee mucho porque en mi exagerada cabeza, en cualquier sitio de este tipo hay arañas enormes en cualquier esquina y todas, todas, pero todas me buscan a mí). En París me pasó algo parecido: Siempre quise ver la Victoria de Samotracia, era la escultura del Louvre que más ganas tenía de ver por encima de todas las cosas. Entre unas cosas y otras, dejamos la visita al Louvre para el último día. Fuimos en el 2003. En el 2003 fue aquella ola de calor en Francia que se llevó por delante a tantos niños y ancianos. El penúltimo día fuimos a Versalles donde no había ni una sombra. Al día siguiente, día en que íbamos al Louvre, sufríamos de un golpe de calor y no dejábamos de vomitar. Hasta las seis no nos recuperamos, y ya habían cerrado el Louvre.

    Pero es como tú dices, Antonia, esto es para que volvamos. Los sitios, el karma o lo que sea se confabula. ¿No te das cuenta de que ahora sigues teniendo un motivo enorme para volver a Egipto sin sentir remordimientos de que haya tantos sitios por visitar y tú estés repitiendo en uno?

    http://community.livejournal.com/fertextos/

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  4. Pues estas "invitaciones" hay que cogerlas al vuelo, que solo se vive una vez. (Y perdón por el tópico, pero es que es cierto).

    Besos

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  5. Anónimo9:25 p. m.

    Estoy sorprendido entrar por la canción de Serrat, Fiesta. Recorrer sin preguntar si se puede. Observar lo bien que narras, sentir regocijo en todo lo que leo. Despierto aunque la tarde nos ha llegado aquí en este paisito Argentina, tarde de las 17.15
    de este martes de Octubre hallar en todo un sentimiento profundo en la variedad de tu Diario.
    Hasta este momento solo repetiré: Estoy como ese paisaje del mudo en la mudez, muy cierto y complacido de todo este buen Diario, que sabes guiar.

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  6. otramirada, el viaje fue una maravilla y quizá algún día escriba una pequeña crónica. Esto es tan sólo un pequeño detalle.

    almena, creo que mi propio deseo hará el trabajo.

    fer, durante los días que pasé en Egipto no vi ni una sola araña, si eso te sirve.

    leo, ya sabes, las circunstancias de cada uno...

    rodolfo, bienvenido, gracias por tus alentadoras palabras. Eres un poeta.

    Besos y abrazos a todos

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  7. Anónimo11:56 a. m.

    Tengo una anédota de cada viaje, en Egipto, viaje que hice en el 2004, me crucé con la otrora invitada de los marcianos, Aída Nizar. Fíjate que curioso, en el mismo lugar en el que cada año se representa la ópera Aida. En Budapest también me cruce en la calle Vaci con Acebes, el adivinador o brujo de tres al cuarto. También he coincidido con la expedición del Barça, por cierto, unos niños mimados que se comportaron como unos guarros. Con su vicepresidente Ángel Fernández, ya no lo es, que estuvo a punto de protagonizar un suceso dentro del avión al negarse a sentarse. Y también me he cruzado en viajes con Serrat, con Buenafuente, etc...

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  8. Tengo una anédota de cada viaje, en Egipto, viaje que hice en el 2004, me crucé con la otrora invitada de los marcianos, Aída Nizar. Fíjate que curioso, en el mismo lugar en el que cada año se representa la ópera Aida. En Budapest también me cruce en la calle Vaci con Acebes, el adivinador o brujo de tres al cuarto. También he coincidido con la expedición del Barça, por cierto, unos niños mimados que se comportaron como unos guarros. Con su vicepresidente Ángel Fernández, ya no lo es, que estuvo a punto de protagonizar un suceso dentro del avión al negarse a sentarse. Y también me he cruzado en viajes con Serrat, con Buenafuente, etc...

    ¿Cuándo me cruzaré con un editor interesante?

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  9. Anónimo8:21 p. m.

    Hola Antonia Muy interesante la bitacora, yo desde siempre he querido visitar Egipto, siento una atraccion enigmatica con esa pirámide.

    La verdad me hubiese gustado encontrar este blog antes!!!

    Saludos.

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