La depresión post vacacional existe. Ya, ya sé lo que dirían algunos "peor es no haberse ido". Vale, de acuerdo, pero eso no me quita la pena. Esta mañana estaba desayunando en Praga con mi amigo Fernando Alcalá y su chica y ahora estoy en mi casa poniendo lavadoras y preparando las cosas para mañana porque vuelvo al trabajo.
Mi Instituto está en obras, cuando empecé las vacaciones dejamos todos los documentos escondidos en cajones para protegerlos de martillazos, pintura y "otros agentes agresivos" (Francesc, dijiste que te acordarías de dónde estaban...). Me tiemblan las manos al pensar cómo voy a encontrármelo todo y el mucho trabajo que me espera.
En los próximos días, cuando se vaya diluyendo la tristeza y pueda centrarme de nuevo en lo cotidiano escribiré sobre Budapest y sus Puentes, Viena y sus Palacios y, sobre todo, de Praga, la maravillosa y romántica Praga. Siempre había querido viajar al pasado, no sabía que el pasado tan solo estaba a 1700 kilómetros de aquí.
Mientras escribo escucho a mi hijo tocar su guitarra a lo Neil Zaza.
Mi Instituto está en obras, cuando empecé las vacaciones dejamos todos los documentos escondidos en cajones para protegerlos de martillazos, pintura y "otros agentes agresivos" (Francesc, dijiste que te acordarías de dónde estaban...). Me tiemblan las manos al pensar cómo voy a encontrármelo todo y el mucho trabajo que me espera.
En los próximos días, cuando se vaya diluyendo la tristeza y pueda centrarme de nuevo en lo cotidiano escribiré sobre Budapest y sus Puentes, Viena y sus Palacios y, sobre todo, de Praga, la maravillosa y romántica Praga. Siempre había querido viajar al pasado, no sabía que el pasado tan solo estaba a 1700 kilómetros de aquí.
Mientras escribo escucho a mi hijo tocar su guitarra a lo Neil Zaza.
Ya estamos en casa.
Bienvenida a casa y al blog. Ah! Y bien hallada de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa es la grandeza del sistema que para que yo me marche tú tienes que volver.
ResponderEliminarFirmado: Un integrado.
Jeje, perdona la broma utilizando la visión de Umberto Eco de la sociedad. Piensa que dentro de poco estarás de nuevo de vacaciones.
Un saludo
Y yo también he vuelto. Qué raro sienta esto de sentarase otra vez en el teclado con las vistas de siempre. Estoy por comprarme un póster del puente Carlos y pegarlo a la ventana. ¿Cuándo volvemos? ¡Al final vencimos a la casualidad y la hicimos realidad! (lo que costó vencerla a la jodía. Genial desayuno)
ResponderEliminarLa casualidad existe... En cierto modo, yo también he estado en Praga este verano, aunque no físicamente.
ResponderEliminarSaludos.
Bienvenida y un abrazo
ResponderEliminarPraga...
ResponderEliminarBienvenida, Antonia.
ResponderEliminarNo estés triste...
Un abrazo
Me encanta la fotografía que incluyes en el post.
ResponderEliminarSiento mucho que tengas que volver... Siempre tendrás los recuerdos de Praga ;-)
Pues ya somos dos. Recién conectada con el mundo real y no me gusta nada de nada. Qué pereza. Te escribo y me cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo, ánimo, ya sabes aplica el dicho: "Mal de muchos consuelo de tontos..."
Creo que ya hemos vuelto todos, no solo físicamente sino mentalmente.
ResponderEliminarSaludos