viernes, 22 de agosto de 2008

Palabras


La carpeta donde guardo todo lo que escribo, mis novelas, mis cuentos, las entradas del blog..., en fin, todo lo que escribo, ya lo había dicho bien, pues esa carpeta se llama Palabras. No sé por qué le puse ese nombre, quizá porque es mi "palabra" favorita. Todo son palabras, lo que hago, lo que pienso, incluso lo que siento. Las palabras componen el mundo imaginario que me rodea, ese en el que nadie entra y en el que todos están. Así que he pensado que les debo algo, un pequeño, pequeño, muy pequeño homenaje: una etiqueta en mis entradas.

A mí me pasa una cosa muy rara. A veces he llegado a pensar si seré extraterrestre, o sea, de fuera del globo, directamente marciana. Parece que es muy raro eso de ir por la calle y no fijarse en la gente. Cuando digo gente me refiero a esos conciudadanos que pasean su palmito por las terrazas y paseos de nuestras queridas poblaciones y aledaños. Cuando alguien me dice
-¿has visto a esa?

Y le miro con cara de
-¿a quién?

Siento como si me hubiese olvidado del cumpleaños de mi hijo.

-Pero ¿cómo puedes ir así por el mundo?
me acusan,
-No te fijas en nada. ¿Pero de verdad no has visto a la pobre chica con el top barriguil y las mallas a reventar.

Yo, boba hasta la médula, me giro y deduzco que se refiere al ser humano que camina en dirección contraria a la mía y lleva de la mano una criatura, hija suya al parecer. Y sí, no niego que cuando reparo en su atuendo instada por mi acompañante de ese momento, no puedo evitar pensar lo estupenda que estaría con un vestido veraniego, pero acto seguido me digo: si ella está a gusto... Y me quedo tan pancha, oiga, lo cual parece irritar al “ojo avizor” que me acompaña. Supongo que el hecho de haber tenido que mirarme al espejo durante los últimos 43 años me ha servido de adiestramiento frente a esa "indiferencia" de la que me acusan algunos.

No es solo por eso que estoy convencida de haber caído aquí desde una lejana galaxia. Es que no solo no juzgo la ropa de mis congéneres (suponiendo que yo sea de este planeta ¿eh?) es que tampoco juzgo sus vidas, sus actos ni sus decisiones. Tengo la mala costumbre de creer que todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Incluso a acertar lo que, parece ser, es aún peor.

Palabra: empatía.
1. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos

Y yo que no creía en la casualidad, oiga...



8 comentarios:

  1. Hola Antonia, es cierto lo que dices, no debemos juzgar a los demás, ellos ya tienen bastante con cargar consigo mismos. Y nosotros, con nosotros mismos, que ya es demasiado. No es indiferencia, es vivir en tu propio mundo.
    Te cuento que hoy colgué tu precioso cuento "La tijera" en mi blog. ¡Muchas gracias!
    Besos,
    Blanca

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  2. A mi me pasa bastante también de ir medio despistada y que siempre tienen que llamarme la atención de cosas curiosas.
    Tengo facilidad para ponerme en el sitio del resto de personas y a veces cuesta expresarlo, la gente no lo entiende.

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  3. Entonces... ¿tú también sufres de ensoñamientos?
    ¡Qué enorme placer y qué suculenta sorpresa reencontrarte!
    Un abrazo para esa carpeta, Antonia... que no cese...

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  4. La tolerancia por delante. Y ser despistada tiene su gracia.

    Y sí, la palabra Palabras es preciosa.


    Abrazos.

    Graciela

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  5. Es el estado propio de quienes inventan historias. Su mente suele colocarlos siempre lejos de la vida real.
    Pero un día, seguro que te sientas a escribir y aparece la chica de las mallas convertida en personaje.
    Saludos.

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  6. Blanca, gracias por tu invitación, espero que sabrás recompensarme a la recíproca.

    Bajoqueta, lo peor es cuando te cruzas con algún conocido y ni le ves. A veces parezco lela.

    Gracias Joseba, lo mismo te digo.

    Gabriela, lo de que tiene su gracia, no creas que todo el mundo piensa así...

    Un abrazo para todos. Bueno, mejor uno para cada uno.

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  7. Miguel, te me has solapado. Y, sí, creo que tienes toda la razón, es inevitable que todo aquél que entra en mi cabeza acabe en una de mis hojas de papel. No importa si se cruza conmigo en el metro, por la calle o desde un blog...

    Saludos y feliz vuelta de las vacaciones.

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  8. Bueno, ¿qué decirte? A mi tampoco me importa mucho como viste, come, duerme o respiran los demás mientras ellos estén agusto consigo mismos. Quizás, como tu, el mirarme cada día en el espejo y encontrar mis defectos me hace pensar que los demás también los tienen, así como también tienen cosas maravillosas.

    No me gusta juzgar ni que me juzguen, y pienso que siempre hay dos caras en una misma moneda.

    Saludos otoñales

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