No tiembla su hoja ante mi mirada, me habla de seguridad y fragilidad, en un magnífico plano, en mitad del Universo ambiguo. Al borde del abismo, sujeta por mi mirada, me hace preguntarme ¿qué ocurrirá después? ¿Qué pasó antes?
Cansada del trabajo rutinario, de un mundo de papel, cartón, tela y quien sabe qué más argumentos, hastiada de no ver más allá de su vacío. Temerosa de acercarse a aquello que ama porque sabe que su beso rompe y rasga. Creada para servir y olvidada en un cajón a la espera de ser sostenida por mano firme y cálida, que susurre en su oído de metal los deseos más imposibles, los sueños y proyectos más creativos. Sueña que la dejan desfilar por colores luminosos y después permiten que se entretenga en el detalle y la forma.
Sus antepasados la contemplan desde la Antigua Grecia. Cimbrean los troncos desnudos de las flores que ha cortado. Los cabellos que ayer adornaban el rostro amado, ella los hizo caer con precisión de cirujano y dolor que no se siente. Fue ajuar funerario de tumbas lejanas, ocupó las manos de princesas y lacayos. Ha estado en permanente actividad, desde casi el principio, y cada nuevo día la convierte más en lo que fue. Apenas ha cambiado su aspecto desde aquellos tiempos de la antigüedad, tan perfecta es su forma que no ha necesitado de maquillaje ni cirugía reparadora. De plata y oro la hicieron, de acero se ha visto cubierta, siempre para el mismo fin. Siempre con la misma distancia del demiurgo dominante. Sostenida, amarrada, acompañada en su viaje de separar y reconvertir aquello que fue en algo nuevo.
Si me pidiera ayuda no podría dársela, permanecerá cautiva de las miradas ajenas a su arte. Callada, en un mutismo obligado, sus músculos de acero teñidos de mi roja sangre. Por siempre quieta. Por siempre distante.
¿Que cuándo te dejaré libre? Nunca, ingenua dominante. Creíste que esperabas y no era cierto. Ya nada esperas, se acabó el tiempo de mantenerte al acecho de su llegada, dispuesta a ayudarle en su tarea. Siempre estuviste para ese borde y canto, siempre dedicada y entregada. Ahora descansa, aprovecha el olvido para recordar, despierta aquellas imágenes dormidas en tu memoria. Recuerdos tuyos de recuerdos de otros. Momentos en la vida de cada uno que quedaron fijos en una imagen que tú recortaste y convertiste en amuleto. Estuviste en mis manos y aquel recuerdo amargo se hizo añicos entre tus brazos, sujetos por dedos que se clavaban en tus ojos. Cuántos como yo se servirían de ti para borrar el pasado, cuántos para huir, creyendo que había para ellos un nuevo futuro. Quitaste las notas de mi partitura y dejaste la canción tal cómo la quería escuchar, tan sólo aquello que de veras me pertenecía, quebrando la parte del tronco que nos unía. Ahora mis álbumes de fotos aparecen mutilados y mis recuerdos, olvidados. ¿Por qué será entonces que siempre que las miro veo lo que ya no está, lo que tú quitaste y convertiste en migajas que dar a la tierra? ¿Por qué allí donde ya no hay nada mis ojos se quedan fijos y puedo sentir el sonido de tu quehacer, de tu abrir y cerrar acompasado?
Igual que siento tu fría hoja entrando en mis entrañas.
Qué preciosidad. Me has dejado "cortada". ¡Lo que se puede hacer con una tijera!
ResponderEliminar¡Jajaja! Muchas gracias, Caminante.
EliminarUn abrazo
Me he quedado con la boca abierta, esto es un excelente relato, sin palabras, Antonia. Me gusta te principio a fin, en esa personalización que haces de un objeto que termina destruyendo lo poco que queda. Magnifico.
ResponderEliminarGracias, María José. Me alegra mucho verte por aquí.
EliminarUn beso
Entre un tijeretazo y clavar unas tijeras media un mundo. Estupendo relato dedicado a un objeto tan antiguo y tan útil. Por cierto, por fin he podido empezar y estoy enganchadísima con "La tumba...".
ResponderEliminarHola Isabel, ya he visto tu opinión en Amazon, que te agradezco. Me alegra mucho que te haya gustado tanto.
EliminarUn abrazo!
Fue empezarlo y no dejarlo salvo por mayores exigencias. Iré a por más tuyos sin duda. Un beso
EliminarEs una maravilla de relato Antonia.Muy bonito de verdad.
ResponderEliminarUn beso con cariño.
¡Hola Lídia! Me alegro de que te haya gustado. Y me alegro mucho más de verte por aquí.
EliminarUn beso con mucho cariño.
Excelente relato, me pareció oscuro y pasional.
ResponderEliminarBesos y se te extraña.
Oscuro y pasional, sí señora, eso pretendía ;-)
EliminarMuchos besos!
Con la mala fama que tiene últimamente...
ResponderEliminarHola, Pilar. Muy apropiada tu apreciación, tienes toda la razón, chica.
EliminarUn abrazo.
Precioso Antonia,
ResponderEliminarLa capacidad que tienes para transmitir pasiones entre sombras hasta casi encoger al lector es tremenda.
Besos