J.L.Vila |
Muchas veces me han preguntado si le pongo cara a los personajes de mis novelas. Si imagino actores de cine, amigos u otras personas para darles la imagen a esos personajes que creo. La respuesta siempre había sido que no. Los personajes de mis novelas tenían cara propia.
Hasta que escribí La Tumba compartida. Cuando escribí esta novela se colaron en mi imaginario mental dos actores que llegaron para dar cara a dos personajes, tan solo dos, pero os aseguro que fue algo abrumador. No es que yo buscase a quién deberían parecerse, es que ellos solitos se colocaron en la piel de dos fabulosos actores que a partir de ese momento cuentan con un personaje más a sus espaldas que no les ha dado el más mínimo trabajo.
En primer lugar tenemos a Vincent LeClerc
–¿Qué tiene Vincent de malo?
–¿Qué es francés?
–No seas bobo. Tu padre es un hombre interesante, divertido y muy muy atractivo.
–Eso sobre todo.
–No, en serio, no entiendo por qué le criticas. Ojalá tuviera yo un padre así.
–Puede que tengas razón, pero qué quieres, yo le he visto en calzoncillos, despeinado y sin los zapatos relucientes.
Vincent LeClerc es un hombre con una personalidad arrolladora, un físico excesivo, una cultura superior y con mucho, mucho dinero. Lo confieso, mi Vincent LeClerc es Gerard Depardieu.
Vincent llegó una hora después de la llamada de Mauricio. No hubo nadie en todo el hospital que no se enterase de su llegada. Entró dando órdenes a todo el mundo y, curiosamente, todo aquel al que encontraba le obedecía. Era un hombre impresionante que irradiaba dominio y personalidad y no dejó ni un resquicio de su poder por utilizar. Ignoró tanto a Maite como a Mauricio que se quedaron de pie en el pasillo sin articular palabra, mientras el francés llamaba a gritos y por su nombre, al médico que había atendido a Adrián. Era evidente que le conocía y no tardó más de treinta segundos en aparecer visiblemente nervioso. Lo cogió por los hombros y desaparecieron tras la puerta batiente.
El otro personaje que robó su cara (hermosa, por cierto) a un ser humano que respira fue Mauricio Varona.
–¿Cómo te hiciste esa cicatriz? –Maite estiró la mano para tocarle pero él se apartó instintivamente.
–Cosas que pasan.
–Perdona, no quise molestarte.
–No me molesta. Me golpearon con una pala a los doce años.
–¿Quién pudo hacer una cosa así? –Maite se estremeció.
–Mi padre.
Las notas de Tchaicovsky parecieron subir de tono ante el silencio que lo invadió todo. Maite se tapó la boca en un gesto instintivo de ahogar una exclamación o un exabrupto. Mauricio sonrió.
–No te preocupes, la herida ya está curada.
–¿Estás seguro?
Mauricio Varona el afamado arqueólogo que acompañara a Maite y Adrián en su aventura por Egipto, es un personaje con mucho carisma, misterioso y algo cínico, con aspecto dulce, pero hueso duro. ¿Y en quién creéis que pensé cuando imaginé a este personaje? ¿Quién se coló en mi cabeza haciendo del todo imposible convertirlo en otra persona?
Cuando regresaron del paseo, Vincent se retiró a descansar mientras sus invitados permanecían en el porche a la luz de los farolillos, recostados en sendas mecedoras. Mauricio vació la pipa y volvió a llenarla de tabaco nuevo, después la encendió y se meció en silencio disfrutando de la cálida noche. Maite le observó curiosa, era un hombre joven, aunque no sabía exactamente qué edad tenía, sin embargo, parecía marcado por la experiencia. Tenía el porte de una persona con una larga vida a sus espaldas.
–¿Cuántos años tienes, Mauricio?
El la miró sorprendido ante una pregunta tan inesperada.
–Cuarenta ¿y eso?
–Tienes una imagen curiosa ahí sentado en esa mecedora a la luz de tu pipa.
Era cierto, los ojos azules refulgían sobre las brasas del tabaco, la barba rubia en la oscuridad semejaba blanca y todo el conjunto la hacía imaginarse a un anciano pensativo y misterioso. El arqueólogo sonrió y su cara cambió por completo, era un efecto curioso el que se producía en su rostro cuando sonreía, parecían sonreírle hasta las pestañas.
Sé que muchos escritores utilizan esto como técnica para no olvidar ningún detalle de sus personajes. Nunca lo había necesitado, pero reconozco que una vez que una persona real toma al personaje este queda para siempre incrustado a su imagen en la cabeza del autor. Así que os presento a Vincent LeClerc y Mauricio Varona.
Me encantan los dos Antonia. Todavía no he leido el libro,aunque lo tengo preparado en mi tablet, pero te aseguro que sus caras serán estas.
ResponderEliminarNo escribo pero cuando leo y un personaje me impacta mucho tambien suelo ponerle cara, así lo siento más cercano.
AHora tengo más ganas todavía de empezar a leerlo. Un beso
Espero que disfrutes mucho, pero no solo imaginándotelos ¿eh?
EliminarBesos!
Pues no tienes mal gusto, no. Me encantan los dos, pero no se cómo puedes concentrarte en escribir pensando en esos dos pedazo de hombres. No sabía que pensar en personajes conocido fuera para no olvidar nada de los vuestros. ¡Qué interesante!
ResponderEliminar¿A que no? Ha sido la primera vez que me ha pasado y he de decir que la experiencia me gustó.
EliminarUn abrazo!
Supongo que cuando leemos un libro todos acabamos poniendole cara a los personajes, una cara mas o menos definida, pero nunca le pongo cara de gente conocida.
ResponderEliminarEs muy interesante saber la imagen que tenias en tu cabeza cuando escribías "la tumba compartida" , que por cierto me encantó. Una buena historia muy entretenida que no puedes dejar cuando la empiezas.
Muchas gracias, anónimo ¿? Me alegro de que te gustara la tumba y espero que mi pequeño secreto no haya estropeado tu percepción de los personajes.
EliminarUn saludo!
Me encanta la entrada, Antonia.
ResponderEliminarMás que por lo que desvelas, por cómo lo haces.
Qué inteligente manera de darnos una pildorita de tu novela para que queramos leer más ¡Y vaya si queremos!
A mi Mortensen no me dice nada, pero Depardieu me gusta mucho :)
(¿Ves como te leo? Es que me publicas poco...)
Un beso, guapa. Y ponte güena.
Alicia, qué perspicaz! ¿Has dicho que Viggo no te dice nada? ¡Dios!(este es su otro nombre).
EliminarEsta entrada ha sido fruto de varios correos que he recibido esta semana y que venían a decir que no cuido demasiado bien a mis novelas. Se quejaban varios lectores (en total cinco, no os vayáis a pensar) de que no les he hecho una página, que nunca hablo de mí como escritora, contando los momentos de "creación". Reflexioné y me di cuenta de que era totalmente cierto. Soy escritora y si hay algo sobre lo que puedo escribir es sobre eso ¿qué te parece?
Un besote, guapa!
Nos has dejado con la miel en los labios. Yo cuando leo tambien acabo poniendole cara a los personajes, pero de nadie conocido, como tu dices tienen cara propia, una entrada muy interesante, besos guapa
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, aunque ya sé que el mérito no es mio ;)
EliminarBesos!
A mí a veces me pasa que un actor me inspira un personaje, pero no por sí mismo sino por la gente que él interpreta en las películas. Después evoluciona en mi cabeza, se convierte en mío y al final del primer borrador ya no queda nada del actor que le dio vida. Ahora los veo y me río, porque no tienen absolutamente que ver con mis personajes. Pero me ayuda.
ResponderEliminarRuth
Yo nunca había utilizado esta técnica porque mis personajes acuden a mí, yo no les busco, por lo que ya vienen con cara y cuerpo de fábrica. Pero en este caso, tanto Vincent como Mauricio se me presentaron con esta pinta y la verdad es que no supe resistirme :)
EliminarUn saludo!
Muy buena entrada. "Confesiones privadas de una novelista".
ResponderEliminarBuenos y atractivos actores, se reconoce.
Un beso!
Me prodigo poco en esto, la verdad y creo que es lo que toca. En cuanto a los actores ¿qué te voy a decir? :p
EliminarUn beso!
A mi, Viggo Mortensen me provoca muchas cosas, pero escribir un libro no sería una de ellas jaja.
ResponderEliminarBesotes
¡Luciana! Has hecho una revisión completa :) Me alegra tenerte por aquí, se te echaba de menos. En cuanto a lo que dices de Viggo, te diré que nuestra relación ha sido meramente profesional ;)
EliminarBesos!
Una vez lo tuve a unos metros de distancia, él es un fanático de San Lorenzo, y vino a verlo jugar contra mi Colón. Quedé paralizada, para mí es ver a Aragorn en carne y hueso!!! Casi muero.
EliminarBesos.
En cuanto me llegur el Kindle y baje tu relato ya tengo dos personajes muy atractivos para recrearme.
ResponderEliminarIsabel ¡eso me gusta mucho! Espero que no te decepcionen, mira que son dos hombres de armas tomar.
EliminarUn abrazo!
Bienvenida, Marta, espero verte por aquí a menudo y que no te canses de mis letras. Me pasaré por tu blog enseguida.
ResponderEliminarBesos!
Gerard Depardieu, me encanta!!!! Al otro actor no lo conozco, pero no está mal!!!! Es curioso lo que te ha ocurrido, eso de ponerles caras reales a los personajes!!!!!
ResponderEliminarUn beso Antonia, y que pases un feliz domingo.
¿No conoces a Viggo, Lidia? Pues debes remediarlo enseguida que no sabes lo que te pierdes. Fue una experiencia interesante, la verdad, no buscada.
EliminarUn beso grande!
Creo que vicent Lecrerc y Mauricio Varona están muy bien representados en esos dos actores, Antonia, tal cual, yo que leí esa novela y me desvelé lo confirmo.
ResponderEliminarEs una buena técnica, sí señor. Cuando escribí El manuscrito, mi Nicholas era Nicholas Cage, pero de joven, Solo así pude describirlo físicamente.
Tu novela me encantó, amiga, es buenísima!
Besos!
Blanca
¡Lo pensé, Blanca! No sé por qué, pero así fue como me imaginé a tu Nicholas.
Eliminar¡Besos!
Me parecen fantásticos Antonia =) Yo también adoro a Gerard aunque nunca lo hubiera imaginado en el papel del padre de Adrián.
ResponderEliminarPero Viggo, él si se me pasó por la cabeza para Mauricio, es que encaja a la perfección XD
Y por cierto ya me falta poquitito para poder terminar La Tumba.
Besitos ^_^
@le ¿cómo imaginaste a Vincent? Tengo curiosidad por saberlo. Así que a Viggo sí que lo identificaste... Lo único que le falta es la cicatriz en la cara, pero por nada debe afearse una cara tan hermosa.
EliminarEspero tu opinión en ascuas.
Besos!
Qué curioso, es interesante saber qué caras ponen los autores a sus personajes, a fin de cuentas, así consigues imaginártelos físicamente mucho mejor :)
ResponderEliminar¡Muchos besitos de café ♥!
Mocca
Tienes permiso para imaginártelos como tu quieras, Mocca, ¡faltaría más! El lector hace con la historia lo que quiere y los personajes son creados y vueltos a crear, dependiendo de quien lee.
EliminarMuchos besos para ti!
Bueno, pues tengo 'La tumba compartida' en cola para leerlo así que creo que lo asociaré también a estos dos actores, por supuesto.
ResponderEliminarEspero poder leerla pronto.
Saludos.
Espero que al menos la cola sea entretenida ;-)
EliminarUn beso!
Acabo de terminar 'Entra en mi vida' de Clara Sánchez, que me ha gustado mucho. Ahora estoy con 'Brooklyng Follies' de Auster, del que llevo pocas páginas todavía.
EliminarQuizás después de Auster, o del siguiente ya te leo fijo!
Saludos.
Es muy curioso, pues puede pasar que, a pesar del modelo, el lector le ponga otra cara al personaje. Eso es quizá otra de las cosas que hace tan rica y emocionante la lectura frente al cine...
ResponderEliminarEso si !qué difícil que es dar una forma sólida a los personajes!
Salud
¡Exacto, Charles! El lector, ese ser omnipresente en cada obra y que el escritor anhela conquistar ;-) Él tiene siempre la última palabra...
EliminarSaludos!
Vi esta entrada cuando aún no había empezado La Tumba compartida, y ahora vuelvo a ella para conocer físicamente a esos personajes que acabo de conocer literariamente =) Veo que Vincent será un personaje más importante de lo que me parecía hasta ahora! Lo he descubierto hoy y me lo había imaginado con una cara más delgada y menos pelo jaja A Mauricio también lo acabo de conocer y no lo tenía muy definido, pero lo veo más castaño que rubio.
ResponderEliminarBesos!