lunes, 19 de agosto de 2013

Tiempo

 
A veces tengo la sensación de que se me acaba el tiempo, es como cuando estás en la cola de algo (el mercado, el banco, la panadería) y te invade la certeza de que estás perdiendo el tiempo. Las vacaciones siempre han sido propicias para darle a la cabeza, pensar en lo que has hecho durante el año, en todo lo que quieres hacer, en lo que te prometiste que harías, en lo que te comprometiste a no hacer... Y, no sé por qué, ese recuento nunca cuadra.
 
Este año he descubierto a Murakami y creo que ha sido una gran cosa. También he descubierto que me gusta el apio, que se puede pasar frío en verano y que con las amistades de internet pasa lo mismo que con las reales.
 
He avanzado en mi nueva aventura vampírica y he terminado la tercera entrega de la Saga. Los Diletantes es una novela de descubrimiento, de choque con la realidad. La segunda es la del conocimiento de uno mismo para su personaje principal, encontrar sus límites, sus debilidades.
Esta es la de aceptación, reconocer que negando la evidencia no cambias la realidad.
 
Hoy empiezo de nuevo a trabajar en la escritura. Toca poner los cimientos, buscar escenarios, reagrupar ideas, documentarse, documentarse, documentarse. Escribir también, pero sin orden ni concierto, sin guía, casi sin propósito. Luego todo irá encauzándose, colocándose en su sitio y entonces empezaré la novela.
 
Aún estoy de vacaciones, pero ya he vuelto. El reloj sigue avanzando...