viernes, 26 de noviembre de 2010

... ahora que somos tan felices

"–¡Vamos! –murmuró–. No voy a morirme ¿verdad? Él no va a separarnos ahora que somos tan felices".

La parcela de vida que uno dedica a escribir, es siempre una andadura solitaria. En cierta manera es la constatación de una realidad más amplia que nos hace experimentar la auténtica esencia del ser humano. O sea, que estamos siempre solos con más o menos compañía.

Charlotte Brontë, sin embargo, compartió con Emily y Anne el oficio de escribir. No puedo imaginar cómo de maravillosas debían ser aquellas noches, a la luz de las velas, compartiendo las tres hermanas lo que cada una había escrito. Casi puedo imaginarlas con unas cuantas cuartillas en la mano, deambulando por la sala y emulando en voz alta a Rochester, Heathcliff o Gilbert.

Quizá por este motivo, por esta genuina forma de escribir que tenían las Brontë, la tragedia de perder a sus hermanas fuese para Charlotte mucho más terrible aún.

"El mayor tormento es cuando acaba la tarde y llega la noche. A esa hora solíamos reunirnos en el comedor, solíamos hablar. Ahora me siento aquí sola: y guardo un silencio forzoso. No puedo dejar de pensar en sus últimos días, recuerdo sus sufrimientos, y lo que hicieron y dijeron y la expresión de aflicción mortal".

"No sabe cuánto deseo conocer alguna opinión aparte de la mía, y lo desalentada, desesperada a veces, que me he sentido porque no había nadie a quien pudiera leerle una línea o pedirle consejo".


Esa angustia se respira en Villette, de principio a fin, y la atmósfera que logra, llega a ser agobiante en algunos momentos. Lo cual me hace pensar ¿cuánto hay de las tres hermanas en cada una de las obras que escribieron durante la época en que compartían ideas y lecturas nocturnas?

La respuesta es obvia, las tres estaban pululando por entre las líneas de sus textos, las tres observaban y narraban, las tres dejaban avanzar, o cortaban el paso, al personaje creado.

Jane Eyre es Charlotte Brontë, no tengo la menor duda, pero oculta en su pecho a la apasionada Emily y a la rebelde Anne.

Las palabras con las que he iniciado esta entrada son las última que pronunció Charlotte antes de morir. Hacía menos de nueve meses que se había casado con Arthur Bell Nicholls (dear boy), dejando atrás la terrible soledad que la acompañó desde la muerte de sus hermanas. Estaba embarazada y para una constitución tan débil como la suya, delicada de salud y escuálida, fue demasiado. La muerte le sobrevino justo en el momento en el que volvía a ser feliz. ¿Cuántas historias se fueron con ella? ¿Cómo serían sus personajes de haber podido compartirlos con el que se convirtió en su viudo?
Patrick Brontë, vio morir a su mujer y a todos sus hijos.

El sábado 23 de marzo por la mañana, temprano, el solemne toque de la campana de la iglesia de Haworth anunció la muerte de Charlotte Brontë a los vecinos que la conocían desde niña y que se estremecieron al pensar en los dos hombres solos y desolados sentados en la vieja casa gris.


Extractos de "La vida de Charlotte Brontë, de Elizabeth Gaskell"

sábado, 20 de noviembre de 2010

Señoras y señores con ustedes: Mike Tompkins

Mike Tompkins es un jovencisimo ingeniero de producción que domina la posproducción como si hubiese comido con ella desde los doce años(tiene veintipico). Me ha dejado boquiabierta y pensando que si todavía queda gente así por el mundo, es que aún hay esperanza. Por cierto, es de Ontario.





domingo, 14 de noviembre de 2010

No me envíes hoaxes, por favor

Supongo que no soy yo sola, pero mira que me da rabia que mis amigos me aten a sus cadenas de mensajes. No me gustan los pps, ni los mensajes de autoayuda aderezados con música relajante e imágenes preciosistas. Pero sobre todo, no me gustan las cadenas de mensajes que te anuncian supuestas catástrofes personales, mundiales, apocalípticas o terroríficas, apoyadas en una sarta de mentiras, que nadie se molesta en comprobar antes de darle al botón de reenviar. Son los llamados hoax (engaño) que instan a enviar a todos tus contactos para “avisarles” de terribles desgracias que les amenazan.

Hay personas más adictivas que otras a este tipo de correos que lo único que buscan es conseguir mails a los que bombardear con spam. Todos tenemos algún amigo, conocido o familiar de esos que te cuentan como le echaron mal de ojo a un amigo de un vecino de su primo del pueblo. ¿Quién no ha discutido alguna vez con alguien que piensa que vio el arcoiris en un día despejado porque alguien del más allá trataba de comunicarse con él?

¿A qué se debe la propagación de estos mensajes, muchas veces absurdos, sin la menor retención y sospecha por parte de quien lo envía?

No hace mucho recibí uno en el que se me avisaba de un terrible virus que me llegaría a través de hotmail a modo de actualización de Windows live o no sé qué. Según el correo que me envió una amiga Mcafee había dado la voz de alarma. Entonces yo me pregunté ¿y los de Microsoft se han ido de vacaciones a Marte? ¿Por qué nadie les ha avisado a ellos? Lo primero que hice fue buscar información sobre ese virus y me costó menos de tres minutos salir de dudas y comprobar que era un hoax más.

De entrada, si recibo un correo en el que se me indica que debo avisar a todos mis amigos y conocidos de cualquier cosa, me resulta sospechoso (lo de la boda de tu hermano no cuenta). No hablemos ya de los que te dicen que te van a regalar un euro por cada persona a la que se lo envíes. Hace ya unos cuantos años que sé quién es el ratoncito Pérez.

¿Y nadie se ha fijado en las faltas de ortografía de estos mensajes? ¿O la traducción chapucera del inglés? ¡Pero si hacen daño a la vista!

Según el Ministerio de Sanidad patatín, patatán… ¿y dónde está el enlace a la página del susodicho Ministerio donde se avisa del peligro?

Seguro que habéis recibido mensajes como estos:

–El primer avión que se estrelló contra las torres gemelas en New York era un Q33. Si escribes Q33 NY en Word con la fuente Wingdings no vas a dormir esta noche. Hacer la prueba.

Lo que ocurre es que ninguno de los aviones que fueron tomados por terroristas aquel aciago día era un Q33, de hecho no existe ningún avión con esas siglas. Esta macabra cadena se la debemos a algún bromista con demasiado tiempo libre (¿te has planteado aprender a tocar el ukelele?).

–Si estás siendo obligada por un ladrón para retirar tu dinero de un cajero automático, lo puedes notificar a la policía marcando tú PIN al revés. Esto rara vez se utiliza porque la gente no lo sabe.
Claro, los bancos se guardan esta información porque les encanta tener que cubrir las cantidades sustraídas a sus clientes.

Ya no hablemos de las cadenas solidarias, de los avisos sobre productos alimentarios que contienen venenos o provocan enfermedades graves.

En fin, antes de darle a reenviar piénsatelo dos veces. Sobre todo si tienes mi correo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Selección de Relatos Breves

I Certamen Literario Ciudad Galdós
Ciudad Alta - Las Palmas de Gran Canaria

El pasado día 4 de noviembre, se celebró la entrega de premios del I Certamen Literario Ciudad Galdós a la que, sintiéndolo mucho, no pude asistir.

En el Acto se presentó el libro publicado por edicones Bilenio "Selección de Relatos Breves" que contiene los relatos ganadores.

Desde aquí mi felicitación para los demás autores. Estoy deseando leer sus relatos.


Pena, de Víctor Manuel Martínez López, de Madrid.
Para una voz azul, de Paloma Díez Temprano, de Madrid.
Cuentos chinos, de Lía Carmen Fiol Don, de Agüimes (Gran Canaria).
Bilbao. Rumbo 225, de Ramón Zarragoitia Mezo, de Vizcaya.
Nada de poesía, de Antonia Romero, de Barcelona.
El misterio del amor, de Salvador Robles Miras, de Bilbao.
Invisible, de Pako Santos Chillón, de Barcelona.
Tan frágil como una hormiga, de Eva María Medina Moreno, de Madrid.
Amor imposible, de Carlos Villanueva Villaverde, de Madrid.
El puente, de Juan José Lomas Sáez, de Barcelona.
Los sueños y los miedos, de Kydia Mateos, de Montevideo (Uruguay).
Llamar a la puerta, de Salvador Robles Miras, de Bilbao.
Matilda, de Lucía Torrent Navarro, de Las Palmas de Gran Canaria.
La armónica de Cristina, de Nery Aragonés Sánchez, de Madrid.

Las Palmas de Gran Canaria a 10 de mayo de 2010, en el 167 Aniversario del Nacimiento de Benito Pérez Galdós



lunes, 1 de noviembre de 2010

No me envíes hoaxes, por favor

Supongo que no soy yo sola, pero mira que me da rabia que mis amigos me aten a sus cadenas de mensajes. No me gustan los pps, ni los mensajes de autoayuda aderezados con música relajante e imágenes preciosistas. Pero sobre todo, no me gustan las cadenas de mensajes que te explican supuestas catástrofes personales, mundiales, apocalípticas o terroríficas apoyadas en una sarta de mentiras que nadie se molesta en comprobar antes de darle al botón de reenviar. Son los llamados hoax (engaño) que tienes que enviar a todos tus contactos para “avisarles” de terribles desgracias que les amenazan.

Hay personas más adictivas que otras a este tipo de correos que lo único que buscan es conseguir mails a los que bombardear con spam. Todos tenemos algún amigo, conocido o familiar de esos que te cuentan como le echaron mal de ojo a un amigo de un vecino de su primo del pueblo. ¿Quién no ha discutido alguna vez con alguien que piensa que vio el arcoiris en un día despejado porque alguien del más allá trataba de comunicarse con él?

¿A qué se debe la propagación de estos mensajes, muchas veces absurdos, sin la menor cuarentena por parte de quien lo envía?

No hace mucho recibí uno en el que se me avisaba de un terrible virus que me llegaría a través de hotmail a modo de actualización de Windows live o no sé qué. Según el correo que me envió una amiga, Mcafee había dado la voz de alarma. Entonces yo me pregunté ¿y los de Microsoft se han ido de vacaciones a Marte? ¿Por qué nadie les ha avisado a ellos? Lo primero que hice fue buscar información sobre ese virus y me costó menos de tres minutos salir de dudas y comprobar que era un hoax más.

De entrada, si recibo un correo en el que se me indica que debo avisar a todos mis amigos y conocidos de cualquier cosa, me resulta sospechoso (lo de la boda de tu hermano no cuenta). No hablemos ya de los que te dicen que te van a regalar un euro por cada persona a la que se lo envíes. Hace ya unos cuantos años que sé quién es el ratoncito Pérez.

¿Y nadie se ha fijado en las faltas de ortografía de estos mensajes? ¡Pero si hacen daño a la vista!

Según el Ministerio de Sanidad patatín, patatán… ¿y dónde está el enlace a la página del susodicho Ministerio donde se avisa del peligro?

Seguro que habéis recibido mensajes como estos:

–El primer avión que se estrelló contra las torres gemelas en New York era un Q33. Si escribes Q33 NY en Word con la fuente Wingdings no vas a dormir esta noche. Hacer la prueba.
Lo que ocurre es que ninguno de los aviones que fueron tomados por terroristas aquel aciago día era un Q33, de hecho no existe ningún avión con esas siglas esta macabra cadena se la debemos a algún caradura con mucho tiempo libre.


–Si estás siendo obligada por un ladrón para retirar tu dinero de un cajero automático, lo puedes notificar a la policía marcando tú PIN al revés. Esto rara vez se utiliza porque la gente no lo sabe.
Claro, los bancos se guardan esta información porque les encanta tener que cubrir las cantidades sustraídas a sus clientes.

Ya no hablemos de las cadenas solidarias, de los avisos sobre productos alimentarios que contienen venenos o provocan enfermedades graves.

En fin, antes de darle a reenviar piénsatelo dos veces. Sobre todo si tienes mi correo