jueves, 23 de octubre de 2008

Camina

Es una palabra especial, dos de mis relatos comienzan con ella. Es una forma verbal, sí, no dije que no fuese a utilizarlas, después de todo también son palabras.

Acabo de salir de otro maldito cólico nefrítico, durante unos días he estado en casa intentado expulsar lo que quiera que sea que hace tanto daño. Le susurraba: camina, camina, pero definitivamente las piedras de riñón son sordas. Hoy he vuelto al trabajo y ha sido como si no me hubiese ido, excepto por la Ascen que realmente parecía alegrarse de verme, Francesc que disfruta metiéndose conmigo o Ismael que me ha dicho que soy la alegría de la huerta. Jaume ha tocado madera y Marga me ha dado una muy buena noticia del pequeño Nil.
Antes de eso he visto a Jordi, el fisio que trata de ponerme los abductores en tensión y amenaza con hacerme pupa mañana, “al menos una vez por semana, Antonia”. Resulta que es un forofo de la novela negra y me encanta escucharle hablar. Siempre me pasa, me encanta escuchar a la gente que habla con pasión de lo que sea, si es de libros mucho más. Allí estamos todos lisiados (yo no mucho), uno con la rodilla, otra con la pierna, aquél con el brazo y la que camina agarrándose a las dos paralelas. La Cola de Caballo y El Lago Negro me distendieron por ahí y el patearse tres ciudades, por muy Imperiales que sean, no ayudó mucho. ¿Me habrá mirado un tuerto? No, si yo no soy supersticiosa.

Estoy con mi novela (somos inseparables, la llevo siempre en la cabeza, como el pelo), Emma ha visto la tabla del siglo X y, finalmente, ha conseguido identificarla. Pobre Emma, ha tapado todos los espejos para no verla, a ella… Camina directa a su Eterno Retorno y creo que empieza a darse cuenta.

Acabé El molino del Floss, prometo dedicarle una entrada. George Elliot (seudónimo) no me ha llegado como Austen o Brönte, pero me ha gustado. Es siglo XIX, cómo no.

Palabra: camina

1. Que anda determinada distancia

Y la que más me gusta:

2. Que sigue su curso.

viernes, 3 de octubre de 2008

...el psicólogo

-¿Qué tal el viaje?
-Estupendo
-¿Y la vuelta al trabajo?
-Estupenda
-¿Cómo están los niños?
-Muy bien
-Vaya
-Estoy tratando de ser positiva, es lo que dices siempre ¿no?
-¿No puedes dejar la pierna quieta?
-Sí que puedo
-¿Estas nerviosa?
-¿Yooo? ¿Por qué lo dices?
-Sabes que lo más importante entre un psicólogo y su paciente es la sinceridad
-¿La de quien?
-Sobre todo la tuya
-Yo pensaba que lo más importante entre un psicólogo y su paciente es que el primero no cobre mucho y que el segundo pague al contado
-Vamos a ver ¿qué te tiene agobiada?
-Las becas
-¿Las becas?
-Y las matriculas fuera de plazo
-Las matrículas…
-¿Vas a repetir todo lo que diga?
-Intento mantener un contacto directo con lo que te preocupa
-Vale, pues ves recitando: las becas, las matrículas fuera de plazo, el jefe de estudios que ahora mismo voy, las fotos de los alumnos, las bajas de los profes, los errores en los curriculums, el correo del dire, el jefe de estudios que ahora mismo voy, los profes que buscan alumnos perdidos, los certificados del nivel C de catalán y la madre que lo parió, los títulos, los libros escolares, el jefe de estudios que ahora mismo voy…
-Detecto un problema referido a una persona concreta
-¿A sí? Pues no sé…
-El jefe de estudios
-Ah, eso, ya lo tengo asumido
-¿Seguro?
-Seguro
-Podrías dejar la pierna quieta
-Sí, podría
-Quizá deberías hablar con él
-¿Con quién?
-Con el jefe de estudios
-¿Para qué?
-Pues para explicarle que hay un problema e intentar solucionarlo
-Ya lo he hecho
-Otra vez
-Ya lo he hecho otra vez
-Pues a lo mejor no es suficiente con dos veces
-Claro, había pensado ponérmelo como tarea semanal, los lunes a las 9 de la mañana, pero creo que a él no le va bien
-Cuando hay un problema no sirve de nada quejarse, lo que debes hacer es buscar una solución
-¿Te refieres a lo que hizo Bush con Irak?
-No es necesario ser tan expeditivo
-Entonces no hay nada que hacer
-¿Has probado a comprarte unos zapatos?
-Si no te importa que te pague en la próxima visita…